Las lesiones de los tendones son una lesión musculoesquelética común y pueden ser difíciles de tratar [1]. Esta condición afecta a más de 102,5 millones de adultos cada año [1]. Desafortunadamente, muchos tratamientos comunes no pueden restaurar a los pacientes a su estado previo a la lesión [1]. Cuando los tratamientos insatisfactorios a menudo no alcanzan la curación completa, los pacientes tienen una mayor probabilidad de presentar acumulación de proteoglicanos, formación de tejido cicatricial, calcificación y, en última instancia, alteración de la regulación y función biomecánica [1]. Existe una necesidad pronunciada de modos de tratamiento que difieran de las intervenciones quirúrgicas típicas [1]. Uno de esos tratamientos potenciales para las lesiones de los tendones es la terapia eléctrica. En los últimos años, varios estudios han elogiado los múltiples beneficios de las técnicas eléctricas [1]. Si bien existe una variación significativa entre estas técnicas, la terapia eléctrica puede conducir a la reparación del tendón a largo plazo, a diferencia de muchas otras formas de tratamiento [2]. Los beneficios potenciales de la electroterapia incluyen una mejor síntesis de colágeno, mediación de la migración celular y, en última instancia, una cicatrización exitosa de las heridas [1]. Múltiples experimentos han observado las capacidades de curación de heridas de la terapia eléctrica. Casagrande y col. organizó un estudio en el que 42 ratas con lesiones en el tendón de Aquiles se dividieron en dos grupos y recibieron estimulación eléctrica o ningún tratamiento [3]. La lesión del tendón de Aquiles es la forma más frecuente de lesión del tendón, y representa hasta el 50% de todas las lesiones del tendón [3]. Los investigadores encontraron que tanto la tensión máxima (que mide la capacidad del tendón para soportar la carga) como la absorción de energía fueron significativamente más altas a las dos y seis semanas en el grupo experimental [3]. Concluyeron que la estimulación eléctrica promueve una mayor resistencia en las tensiones lesionadas [3]. Las formas eléctricas de tratamiento también pueden tener efectos beneficiosos sobre la expresión génica [4]. En un experimento realizado por Bortolazzo et al., Los investigadores encontraron que la terapia de microcorriente estimulaba varios genes, como TNC, CTGF, FN, FMDO y COL3A1 [4]. Estos genes contribuyen al proceso de curación: por ejemplo, el TNC es crucial para reparar el tejido y el FMDO afecta la señalización celular necesaria para la reparación del tendón [4]. Al final, las ratas que recibieron terapia de microcorriente mostraron una mayor resistencia biomecánica y una mejor reorganización de la fibra de colágeno que las ratas que acababan de ser tratadas con células madre derivadas de tejido adiposo [4]. Algunos estudios también indican que la terapia eléctrica también es superior a otras formas de tratamiento para la lesión del tendón [5]. En un estudio que se centró en la lesión del tendón de Aquiles izquierdo, los investigadores dividieron a 28 ratas en cuatro grupos de igual tamaño, cada uno de los cuales recibió un tratamiento diferente: estimulación eléctrica, ultrasonido, láser o ninguna terapia [5]. El grupo de estimulación eléctrica informó el mayor aumento en el número de capilares y fibroblastos entre los cuatro grupos [5]. Dado que ambas medidas indican una curación exitosa del tejido del tendón, los investigadores plantearon la hipótesis de que la terapia eléctrica representaba el mejor curso de tratamiento para una lesión del tendón en ese contexto [5]. Of course, the use of electrical therapy in humans requires more research to ensure safety and verify its benefits. Researchers have already defined some guidelines for medical practitioners to follow when administering this treatment to patients, such as keeping currents below 50 µA to prevent protein denaturation [4]. Another recommendation advises physicians to place electrodes perpendicularly to the largest tension axis of the tendon to promote collagen and cell realignment [4]. Despite these helpful instructions, more randomized controlled studies must occur to verify the ultimate benefits of, and best guidelines for, successful electrical therapy in tendon injury healing [2, 6]. Referencias [1] M. A. Fernandez-Yague et al., “A Self-Powered Piezo-Bioelectric Device Regulates Tendon Repair-Associated Signaling Pathways through Modulation of Mechanosensitive Ion Channels,” Advanced Materials Early View, p. 1-18, August 2021. [Online]. Available: https://doi.org/10.1002/adma.202008788. [2] S. B. Rajendran et al., “Electrical Stimulation to Enhance Wound Healing,” Journal of Functional Biomaterials, vol. 12, no. 2, p. 1-17, June 2021. [Online]. Available: https://doi.org/10.3390/jfb12020040. [3] S. M. Casagrande et al., “Tensiometric evaluation of the effect of low frequency electric stimulation on healing Achilles tendons in rats,” SciFlo Brazil, vol. 35, no. 11, p. 1-10, December 2020. [Online]. Available: https://doi.org/10.1590/ACB351103. [4] F. O. Bortolazzo et al., “Microcurrent and adipose-derived stem cells modulate genes expression involved in the structural recovery of transected tendon of rats,” The FASEB Journal, vol. 34, no. 8, p. 10011-10026, June 2020. [Online]. Available: https://doi.org/10.1096/fj.201902942RR. [5] R. C. Araújo et al., “Effects of laser, ultrasound and electrical stimulation on the repair of achilles tendon injuries in rats: a comparative study,” Journal of Morphological Sciences, vol. 24, no. 3, p. 187-191, May 2007.. [6] Y. Hsu et al., “Healing of Achilles tendon partial tear following focused shockwave: a case report and literature review,” Journal of Pain Resolution, vol. 10, p. 1201-1206, May 2019. [Online]. Available: https://doi.org/10.2147/JPR.S132951.